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Cuatro pausas que no deben marcarse con comas

Siempre hemos creído que una de las funciones de la coma es reflejar las pausas más leves que realizamos en el discurso hablado, en contraposición a las comparativamente más largas indicadas por el punto y coma y por el punto. Y, obviamente, al escribir trasladamos esas pausas al texto en forma de comas. Pero no siempre acertamos, y hasta nos sorprende cuando nos señalan que una coma que sentimos necesaria es incorrecta. Y lo cierto es que estamos equivocados.  

Según la Ortografía de la lengua española (RAE, 2010), “tradicionalmente se ha vinculado el uso de la coma con la presencia de una pausa breve o débil en la cadena hablada. Si bien esta relación se verifica en muchos casos, no siempre la escritura de una coma responde a la necesidad de realizar una pausa en la lectura en voz alta y, viceversa, existen en la lectura pausas breves que no deben marcarse gráficamente mediante comas”.

La siguiente pregunta es inevitable: ¿entonces para qué sirven las comas?

Como indica la propia RAE, la función fundamental de la coma es aislar las unidades lingüísticas inferiores al enunciado, como la oración (Si no te gusta, puedes marcharte) o el grupo sintáctico (María, la profesora, no ha venido hoy).

¿Obligatoria o no?

Muchas veces, la coma nos permite aclarar las dependencias entre las diferentes unidades sintácticas y resulta absolutamente necesaria para evitar ambigüedades; de hecho, el sentido de un texto puede cambiar radicalmente si la coma no se coloca en su sitio. Puede, incluso, indicar lo contrario que lo que se pretende.

No hay tiempo. (No tenemos tiempo).

No, hay tiempo. (Sí tenemos tiempo)

Fui a la fiesta disfrazada como me indicaron. (Me puse el disfraz que me indicaron).

Fui a la fiesta disfrazada, como me indicaron (Como me indicaron, fui a la fiesta con un disfraz)

En otros casos, la coma puede ser opcional, pero siempre su labor delimitadora marcará diferencias que afectarán el enfoque que se da al mensaje, los matices expresivos que quieren transmitirse o, simplemente, la claridad del texto.

Si llegas pronto, tal vez, podamos llegar a tiempo a la reunión.

Si llegas pronto, tal vez podamos llegar a tiempo a la reunión.

Todos los días voy al gimnasio, pero, justo ayer, no pude ir.

Todos los días voy al gimnasio, pero justo ayer no pude ir.

Tal como aclara el texto de la RAE, si bien en este tipo de situaciones no podemos hablar de puntuación correcta o incorrecta, “como regla general debe optarse por un empleo racional y equilibrado de la coma, evitando su uso tanto por exceso como por defecto, pues en ambas circunstancias se entorpece la legibili­dad del texto”.

Pausas en que la coma es incorrecta

Veamos a continuación varios casos muy comunes en que lo obligatorio es no usar la coma para marcar una pausa que sí existe en la cadena hablada.

1-Entre sujeto y verbo.

La puntuación no debe romper la dependencia entre el verbo y los grupos sintácticos que este necesita para que la oración tenga sentido y sea gramatical. En este caso, al separar al sujeto que realiza la acción de la propia acción, se dice que la coma mata el sentido de la oración, razón por la cual se le suele llamar “coma asesina” o “coma criminal”. Sin embargo, sobre todo si el sujeto es largo, oralmente se suele separar del verbo mediante una pausa o una inflexión tonal.

Los padres de los niños con problemas de conducta le agradecieron su esfuerzo a la maestra de sus hijos.

Los padres de los niños con problemas de conducta, le agradecieron su esfuerzo a la maestra de sus hijos.

Otro ejemplo de este caso suelen ser las oraciones relativas sin antecedente expreso que cumplen función de sujeto.

Quien llegue tarde a la reunión de esta noche no podrá entrar al salón

Quien llegue tarde a la reunión de esta noche, no podrá entrar al salón.

(para ampliar la información, puedes leer este artículo del blog).

2-En oraciones subordinadas consecutivas.

Son aquellas oraciones en las que cierto número, grado o cantidad de algo alcanza tal nivel que se produce una consecuencia, la cual queda expresada en la subordinada.

Se construyen con tal… que, tanto… que, tan… que, de tal manera… que, y, aunque en la cadena hablada es frecuente hacer una pausa antes de la conjunción que, sobre todo si la oración principal es muy larga, al escribirla debe evitarse colocar una coma, pues rompería la estrecha dependencia entre la “causa” y su consecuencia.

El hijo menor era tan alto que casi alcanzaba a su hermano mayor.

El hijo menor era tan alto, que casi alcanzaba a su hermano mayor.

La discusión llegó a tal punto que tuvimos que intervenir.

La discusión llegó a tal punto, que tuvimos que intervenir.

3-Entre la conjunción pero y una oración interrogativa o exclamativa.

En este caso, sentimos la necesidad de colocar una coma tras el pero para reflejar la inflexión tonal que, al hablar, se produce al pasar de la modalidad enunciativa a la interrogativa o exclamativa. Sin embargo, sería incorrecto colocar una coma que, en ese caso, separaría la conjunción de su término, o sea, de la secuencia que introduce. 

Pero ¿de qué tamaño será la tarta?

Pero, ¿de qué tamaño será la tarta?

Pero ¡qué tarta tan grande has hecho!

Pero, ¡qué tarta tan grande has hecho!

4-Entre la conjunción subordinante que y el resto de la subordinada.

Por la misma razón que antes, es incorrecto separar la conjunción de su término, o sea, de la secuencia que introduce.

El cartel en la puerta advierte muy claramente que los niños pequeños no pueden entrar a ese salón.

El cartel en la puerta advierte muy claramente que, los niños pequeños no pueden entrar a ese salón.

El tamaño no importa

Tampoco, agrega la RAE, es fiable “presentar la coma como correlato de una pausa breve, frente, por ejemplo, al punto y coma, que se ha relacionado con una pausa mayor”. Primero, porque es difícil delimitar la longitud de una pausa, y también porque, “en ocasiones, una secuencia puntuada de formas diferentes puede leerse en voz alta con una pausa de igual duración”.

He llegado. Finalmente

He llegado; finalmente.

He llegado, finalmente.

La elección de coma, punto o punto y coma en estas secuencias depende de la forma en que quien escribe desea organizar sus ideas. Lo que las diferencia no es la longitud de la pausa, sino el grado de dependencia de las secuencias separadas por el signo de puntuación y el grado de relevancia que se le asigne al adverbio finalmente.

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